miércoles, 13 de febrero de 2013

Django visto!



Poster mondo de Django

Tremendo peliculón alrededor de esta nueva encarnación del negro definitivo, ese pedazo de cabrón que es Django.
Después de rodear los esquemas del western en casi todas sus anteriores películas, sobre todo en “Kill Bill”, el cabezón lleva su western al sur confederado (la película transcurre dos años antes de la guerra civil), en el apogeo de la esclavitud. Se mete de cabeza en el espinoso asunto, sin concesiones o elipsis.
Con el ritmo clásico al que parece haber cogido afición desde “Inglorious Bastards”, antes de que te des cuenta estás hasta las rodillas en el fango de la mala ostia con nuestra extraña pareja de caza recompensas, Jamie Foxx y Christoph Waltz.
Django está rodeado por una espectacular reunión de secundarios alucinantes, con la venganza salvaje y sangrienta de toda la vida como motor de una historia llena de grandes momentos que crece poco a poco hasta el esperable climax final. 
Don Johnson sirve de entrenamiento para Django.
Es Foxx precisamente quien nos baja el nivel del conjunto, sobre todo si lo comparas con la cantidad y calidad de secundarios brillantes. Se nota su falta de carisma. Mantiene el tipo de hijoputa silencioso y grandote, pero le falta algo para que nos metamos de lleno en su lucha, sobre todo siendo el protagonista. Y no llego a imaginarme tampoco en el papel a Will Smith, para quien está escrito este Django.
Lo que a uno le falta, al otro le sobra, y es que compartir metraje con el prodigio alemán que es Christoph Waltz debe ser jodido para cualquiera. El propio Tarantino ha declarado que está encantado con su descubrimiento y me consta que la ascendencia alemana de su personaje y la historia de Brunilda surgen a partir de contar con el actor en el reparto. Habrá que verlo en vo para apreciar lo grande de su actuación.
Django se funde con el Sigfrido de la leyenda germana, convirtiéndose en un vengador mítico, alguien con una misión divina, como decían los Blues Brothers.
Apoyado por el siempre notable Samuel L. Jackson en una extraña relación paterno filial, DiCaprio es el demonio de su propio infierno, Candiland, la última prueba de Django.
La cámara se mueve por donde quiere. Con un ritmo clásico y pausado, se ralentiza cuando quiere enmarcar el momento, vuela en un zoom Leone a una cara, o directamente se eleva cenitalmente para mostrarnos una escena clave en toda su amplitud.
Como ya se ha escrito por todas partes el guión es increíble, lleno de situaciones memorables que van del humor casi negro (increíble la escena de los capuchones con un estupendo y breve Don Johnson) a esa extraña relación Jackson/DiCaprio, otro detalle de ese guión bestial, hasta arriba de excesos bestiales. 
Samuel L. Jackson y un Leonardo DiCaprio mucho más comedido de lo que era de esperar

Como era de esperar, la banda sonora es muy especial en esta definitiva incursión en el western de Tarantino. Temas de Morricone y Bacalov (compositor del tema para el “Django” original, incluido en la peli, como no) y otros de aquel spaghetti western no pueden faltar. El genio italiano incluso le ha escrito una canción a propósito a nuestro cabezón favorito, la extraordinaria “Anchora qui”.  Con el consabido gusto a la hora de elegir los sonidos que acompañan a sus personajes, el cabezón monta un excelente túrmix sonoro, mezclando los nombrados clásicos de Morricone y Bacalov con un potente hip hop actual, o trallazos como el tema “Unchained”, la mezcla de James Brown y Tupac que adorna el tráiler.
El potente hip hop crece entre los acordes “normales” del género, rodeando a Django de un furor inusitado e imparable, de igual manera que el funky setentero y sudoroso de Isaac Hayes acompañó a Shaft, conformando otro aspecto más de la leyenda. Las poderosas bases acompañan a Django en las escenas clave, definiendo un personaje que, a pesar de Foxx, espera convertirse en icónico.


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